VUELOS VITALES
La cena había sido fantástica. La
honraba haber contado con la presencia de todos los que habían aprobado su plan
de expansión a nivel mundial. Había logrado su gran meta: ser nombrada
Directora general de la corporación.
Abrió su portátil para incluir en
su presentación aquel sutil concepto diferenciador que habían comentado al
pasar durante la cena. ¡Estaba tan acostumbrada a estar atenta! Mientras bajaba
de sus tacones envió un par de mensajes a su familia. La noche pasó a ser suya.
Se recostó sobre aquella cama
bien propia de hotel de lujo, arropada por los innumerables almohadones blancos
de diferentes texturas. Le había costado
media vida llegar a ese momento de su carrera. ¡Tantas cosas quedaron de lado en
el camino! Había dejado parte de su piel. Muchos momentos familiares no
recuperables se habían esfumado en su ausencia. Pasó por tantos hoteles en
solitario, cenas políticamente correctas, conversaciones fuertes, negociaciones
duras, disputas estratégicas y pulseadas a veces dolorosas. Sonreía contenta
consigo misma. Lo había hecho muy bien.
Llamó a la recepción y pidió que
la despertaran a las 6. Apagó la luz y se quedó dormida sobre las nubes
imaginarias de aquella habitación de hotel amigable y a la vez desconocida.
Sus sueños la recibían flotando
sobre el cansancio de una batalla personal vital que quedaba atrás. Mientras se
liberaba, unas alas transparentes y sutiles, le permitían sobrevolar aquellos
momentos a los que no pudo dedicar la presencia o calidad que hubiera deseado. Las
leyes propias de un mundo cuántico y sobrenatural aceleraban y frenaban el
tiempo. Le permitían recorrer su pasado estando dentro y fuera de cada
situación: con cada uno de sus seres queridos, en cada espacio donde hubiera
querido detenerse y ante cada sensación que no pudo saborear.
De pronto la llamada del
recepcionista la despertó de su fantasía. Se levantó, duchó con sumo cuidado cada
rincón de su cuerpo, y en especial aquellas alas transparentes. La noche le
había regalado una nueva manera de enfocar su vida. Dejó
abandonados sus tacones, su ropa de negocios, su maleta y bajó a pagar la
cuenta. Ante la sorpresa del recepcionista, salió a la calle y remontó su nuevo
vuelo vital.
Alejandra Campos
8 de Marzo de 2017