SOY MIGRACIÓN
Desde el momento en que pisé el consulado español en Buenos
Aires para tramitar mi baja, sentí que iniciaba el mayor reto de mi vida: salir
de mi burbuja aburguesada y cómoda, donde tenía todo resuelto, para emprender
una aventura incierta. En lo personal, era un renacer; en lo social, un salto
al vacío; en lo económico, casi un suicidio; en lo urbano, un nuevo entorno, un
nuevo hogar. Comenzaba a transitar un camino vital hacia alguna parte, desde un
destino elegido: Barcelona.
Solo la fe en mi propia energía me llevaba como un motor a
tirar para adelante. Sin ser consciente estaba poniéndome a prueba. Un nuevo
paradigma nacía y se abría ante mis ojos a miles de kilómetros.
Todo era familiar a nuestra vida de hijos de inmigrantes en
Buenos Aires, una mezcla de argentinidad con la herencia de costumbres
catalanas y sabores mallorquines de mis abuelos. Pero absolutamente todo era
sustancialmente diferente.
Llegaba con pasos de barro, movedizos, donde no había un
solo punto de apoyo. Todo era un construir sobre movimientos sísmicos de
trabajo y aventuras. Eran tantos los estímulos, retos y emociones, que no se
pueden ordenar ni aún hoy a la distancia. Se esfumaban ante mis días mis
círculos de pertenencia, de menor a mayor intimidad, y comenzaba a construir
una nueva pequeña sociedad propia, con desconocidos surgidos de mis
días.
Con la responsabilidad bien asumida de estar lanzando 36
años plenos de logros y bienestar al aire como una equilibrista, comenzaba una
vida más propia, elegida, cosmopolita, de retos y esfuerzos nuevos, de pruebas
y frustraciones, de algunos menosprecios y de cálidas simpatías, de choques
culturales y semejanzas ancestrales. Nosotros que elegimos emigrar, salimos de
una zona de confort hacia una aventura de crecimiento personal, vivimos
innumerables retos imperceptibles que muchos no pueden ni imaginar y otros
inconmensurables que algunos no podrían soportar. No fue fácil, aún hoy no es
fácil. Pero quién esperaba que fuera fácil?
A veces me pregunto qué me quise probar, qué quise explorar,
qué hago aquí. Y la respuesta es que he elegido vivir aquí. Esta es mi vida
actual, aquí es donde vivo mis días, donde me he instalado, a donde llegué con
lo poco o mucho que retrocedí o avancé en mi vida. Bueno o malo, brillante o
doloroso, decepcionante o inspirador, habiendo vivido experiencias sublimes y
otras de bajas pasiones, soy lo que soy hoy, más allá de mi ciudad natal, más
allá de mi ciudad actual. Definitivamente ya no soy de allí, me siento de aquí,
aunque alguno no lo considere así. Pero lo soy. Tal vez más aún que otros por
haberlo elegido. En definitiva, solo estoy aquí, ni allí, ni en un futuro
incierto.
Mi experiencia vital, como la de todos, por instantes es
fantástica, de conocimiento, de culturas diferentes, de crecimiento, de logros,
de expansión; y otras veces, sabe a tragos amargos, sabe a fracaso, a
retroceso, a no haber construido mi hogar con todo lo que ello implique. Aunque
no haya salido como un cuento de hadas, que no lo pretendía, es la vida más
auténtica que pude lograr de mis días.
En el fondo yo soy lo que he crecido en este viaje
migratorio. Ya no soy la que era yo, ya no soy aquellos, pero tampoco soy
puramente nosotros. Soy migración, soy América, soy Europa, soy Argentina, soy
Cataluña. Soy retornada a tierras de añoranza. Ahora sí que puedo confirmar
todo lo que valía aquella melancolía que me transmitieron mi padre y mis
abuelos. Y eso me da cierto arraigo que les honro y agradezco. Aunque ya no es
la tierra aquella, ya no es la de ellos, es una diferente y muy mía, con el
matiz de que tal vez nunca lograré que sea totalmente mía.
Es extraño, nada vuelve a ser claro después de migrar, nada
es lo que era, cuando se deja atrás. Solo puedo afirmar que nosotros, los
emigrados, que teníamos en el haber más que ahora, somos mucho más que
nosotros, habiendo perdido demasiado y ganado tanto más.
Cómo saber si la experiencia valió la pena? Nunca lo
sabremos. Solo los que hemos emigrado por elección podemos entender la
dimensión de nuestro viaje a Ítaca. Cuando lleguemos a destino, habremos tenido
el privilegio de saborear y sufrir todas las Ítacas que nos permitieron crecer
y ser quienes somos.
Barcelona
7 de Octubre 2017
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada